Y sí, sería genial, ¿no? Pero creo que las recetas mágicas no existen. Aunque es uno de los sueños de todo expat/migrante, sentirse como en casa es todo un tema (incluso a veces no nos sentimos así ni siquiera en nuestra propia casa). Lo que sí existe y puedo compartirte son un par de técnicas que pueden ayudarte a sentirte mejor, más a gusto, en el lugar donde estés.
Primero lo primero: es crucial identificar qué necesitás
Si bien esto puede parecer una obviedad, no es tan así. La mayoría de las veces confundimos lo que se supone que debiéramos necesitar con lo que realmente necesitamos. Por ejemplo, se supone que si tenemos un buen trabajo, una pareja estable y una casa linda ya deberíamos sentirnos satisfechos. Pero empezamos a sentir una insatisfacción, un “ruido interno”, y no entendemos por qué nos sentimos así si tenemos todo lo que estaba en nuestra lista. A veces pasa con las parejas: el otro es exacto lo que queríamos… pero no terminamos de sentirnos a gusto.
Así es que, no; no siempre lo que necesitamos es tan claro como creíamos. Y entonces, ¿qué hacemos? ¿Vivimos para siempre con esa insatisfacción y angustia? Bueno, no necesariamente. (Aclaro que un poco de insatisfacción funciona como motor para ir en busca de nuevos crecimientos; no digo que toda ella sea negativa; me refiero a cuando la sentimos, digamos, en dosis altas.)
Muchas veces nuestra cotidianeidad no nos permite hacer una pausa y repensar o reflexionar acerca de lo que estamos haciendo y lo que necesitamos. Sentimos la incomodidad, que algo no está del todo bien, pero nuestra rutina (generalmente acelerada) nos obliga a seguir moviéndonos y queda pospuesta la posibilidad de sentarnos a ver qué es lo que queremos. Otras, estamos taaaan lejos de lo que queremos que, cada vez que nos acercamos a pensarlo, nos duele, nos molesta tanto, que preferimos no tocar otra vez el tema (y la verdad, es que si duele mucho tampoco es cuestión de estar metiendo el dedo en la llaga y provocarnos más dolor, ¿no?)
Dos caminos
Reconocer que algo no está como querríamos es un buen inicio (porque si todo está bien, para qué cambiar algo, ¿no?). ¿Y después? Como te comenté más arriba, te propongo dos herramientas (¡entre las tantas que hay!) que pueden servirte para detectar lo que querés cambiar, encontrar lo que necesitás y empezar a acercarte a ello. Una es la técnica de Reflection y la otra es la Gestión del Conocimiento, cada una de las cuales describí en detalle en posts anteriores (está el link para cada una en el nombre). Si bien hacer esta búsqueda puede tomar tiempo, empezar a reconocer lo que no está funcionando ya es estar trabajando en la solución. Y también recordemos que, como no existen las recetas mágicas, sentirnos como en casa es algo que nosotros mismos podemos construir, tal como sucede con una casa, ladrillo a ladrillo, acercándonos cada vez más a ese sentimiento tan anhelado de sentirnos como en casa.
Finalmente, te propongo que identifiques cuál es tu mayor desafío, para vos, en la vida expat/migrante. Nombrar nuestros desafíos y dificultades también puede ayudarnos a ponernos a trabajar en la solución. Sobre los desafíos en un contexto de la vida expat/migrante hay muchas opiniones pero si tenés ganas, escribime, me encantaría conocer la tuya. Y prometo analizar los resultados de esta mini-encuesta y generar recursos para contribuir a la resolución. Te invito a responder escribiéndome a contacto@expatpsi.com
PSSST!: Y si te gustó este artículo dejame que te recomiende leer este y este otro. Y si tenés ganas de aprender más sobre lo que es esperable que te suceda al expatriarte así como también ideas de como manejarlo, te cuento que hay un Curso con toda esa info: lo tenés acá.