Tengo la alegría de traerte una nueva entrega de Compartiendo Saberes. Esta vez es María Alejandra quién nos cuenta un poco sobre su vida y sus aprendizajes. A ella la conocí hace varios años al entrevistarla para mi investigación. Su historia me resultó sumamente inspiradora y por eso la invité para que nos comparta un poquito de ella en el blog. Esta es una entrevista un poquito diferente, no habrán links a blogs ni apellidos.
Y esto me lleva a un tema que tengo dando vueltas hace rato en mi cabeza, y te la cuento como una pequeña disgresión del tema de hoy, si me permitís. Habrás notado, si las visitaste, que ni en mi web ni en las páginas de los cursos hay testimonios. Del producto de las sesiones obvio que jamás publicaría una palabra, aunque tengo muchísimas palabras muy lindas de gente que ha trabajo conmigo, a quienes tuve el honor de poder acompañar en sus procesos. De los cursos, bueno, es como algo a mitad de camino y la mayoría de quienes me han dado feedback también prefiere el anonimato. Y yo, que te puedo decir? Más lo pienso, más de acuerdo estoy con ellos. Ya le encontraré la vuelta al tema porque es importante que, quienes visitan las páginas,sepan sobre la experiencia de otros pero no deja de hacerme un ruido enorme pedir a la gente su testimonio y publicarlo con nombre y apellido como si recomendaran un detergente para la ropa. En fin, una disgresión… Ahora sí, le damos la palabra a la invitada de hoy:
Me llamo María Alejandra, soy venezolana, felizmente casada desde hace 14 años y tengo dos hermosísimos hijos, Alfredo de 13 y María Fernanda de 10. Ellos son el mejor ejemplo de TCK, no son de aquí, no son de allá, pero son de todas partes!
Desde que me casé empezó mi vida de nómade, nunca me lo había planteado, pero así se dieron las cosas. Mi futuro esposo fue contratado por una empresa para trabajar en los Estados Unidos. Él se fue antes y al llegar allá me dijo: “Ven a ver dónde estoy y dime si esto es lo que quieres” (tenía que dejar mi trabajo, mi ciudad y seguirlo en su trabajo) y así fue. Fui y ahí tomé la decisión más importante de mi vida… Le dije: “yo voy contigo hasta la Luna” y más o menos ha sido así porque de Rock Springs, Wyoming (USA) nos fuimos a Reynosa (México), después Ciudad Ojeda (Venezuela), Comodoro Rivadavia (Argentina), Maturin (Venezuela), Tyumen Siberia (Rusia), Moscú (Rusia), Rio de Janeiro (Brasil), Houston, Texas (USA) y ahora nuestra mudanza número 10 de vuelta a Rio de Janeiro.
Hasta el día de hoy no me he arrepentido en ningún momento de aquella decision; por el contrario me siento muy afortunada y agradecida con Dios por esta gran oportunidad que tengo. Porque siempre lo he visto así, como una maravillosa oportunidad y no como un sacrificio.
¿Qué experiencia de tu vida expat no querrías repetir ni que le sucediera a otras personas? ¿Por qué?
Te podría contar varias, porque esto de vivir lejos no siempre es fácil. Pero sin duda y si tengo que pensar en algo realmente duro para nosotros como familia lo pasamos recién llegados a Siberia.
Una peritonitis de mi esposo, que nos hizo enfrentar ambulancia, médicos, enfermeras y 10 días de hospitalización, todo de la mano de un traductor que medianamente nos hacia entender todo lo que estaba pasando.
Un inicio muy duro, pero que gracias a Dios superamos y nos hizo más Fuertes.
¿Qué cosas hiciste en tu vida expat que salieron/resultaron tan bien que volverías a hacerlas en una situación similar y se las recomendarías a otras personas?
Creo que volvería a hacer todo igual, incluyendo las buenas y malas. De todo nos queda algo para aprender, mejorar y una anécdota para contar.
Entre cosas importantes que decidimos, una fue mantener el español en los niños. En la casa se habla en español, se lee en español y se juega en español. Los corregimos las veces que sean necesario y te confieso que estoy muy orgullosa de ver el resultado que esto ha tenido, son bien Venezolanos!!!!!!!!
Otra es disfrutar de todas las cosas que nos rodean, las buenas las disfrutamos mucho porque en algún momento nos vamos y con las malas no nos enganchamos porque también en algún nos vamos y seguramente eso también lo vamos a extrañar.
Hay un punto acá que no puedo dejar de comentar y es el delicado tema de la salud al vivir expatriados. Es un tema amplio que amerita todo un artículo pero al menos querría dejar acá dos cuestiones; una, la importancia de las redes de apoyo que uno puede tener. Hay empresas que al trasladar empleados se ocupan de esta parte y realmente ese es un plus. Por supuesto, no es lo mismo viajar por nuestra cuenta que por empresa pero lo que quiero resaltar es que cuando es la empresa la que hace el traslado que ayuden a crear redes de apoyo entre quienes están en la misma ciudad no es un detalle menor. Es algo que cuando te pasa algo como esto, una internación de uno de los dos adultos y tenés menores a cargo, bueno… imaginate que atravesar por algo así de por sí no es fácil en tu ciudad (donde conocés un montón gente), imaginate recién llegado y sin tener conocidos ni amigos…
El otro tema es lo que uno puede o no hacer al respecto. Una internación a veces es imprevista y ahí se muestra tan útil todo lo que enseña Rachel sobre cómo podemos cuidarnos mejor en nuestra vida expat. Si no leíste sus artículos acá, te recomiendo leer este y este otro también.
Y si tenés ganas de saber más sobre lo que es esperable que te suceda al expatriarte así como también ideas de como manejarlo, te cuento que hay un Curso con toda esa info: lo tenés acá.
Y ahora sí, un millón de gracias a María Alejandra por acompañarnos en Compartiendo Saberes.