Es la primera vez que escribo en el blog sobre una película. Es también la primera vez que tengo que hacerte una advertencia: si no viste la película Intensa Mente o Inside Out y pensás verla, y no te gustaría enterarte de nada relacionado con ella, entonces te recomiendo parar la lectura acá. Hecho el aviso, si decidís seguir leyendo, ya corre por tu cuenta.
La verdad es que nunca pensé que iba a agradecerle públicamente a Pixar, pero acá estoy haciéndolo. Y me siento feliz de que el tema que he tratado siempre, sobre el que pregono desde hace años, haya llegado a la pantalla y no sólo para grandes sino también impactando las vidas de miles de niños. Por supuesto, cada uno tomará lo que quiera, pueda o interprete de la película pero queda tan claro en ella que la tristeza no es algo que deba ser dejado de lado que me emociona mucho, mucho, mucho.
Allá por el 2013 — ¡Epa, cómo pasa el tiempo!— escribí para una revista de Francia un artículo cuyo título era “Grief, the uninvited emotion”. Fue complicadísimo pensar cómo titularlo en castellano hasta que finalmente resolví nombrarlo “El dolor, la emoción no deseada”. No es exactamente lo mismo pero la idea es equivalente y se relaciona bien con lo que nos trae la película, que nos muestra personajes que representan emociones dentro de la cabeza de una niña, Reilly. Y allí el personaje Alegría no quiere tener ni cerca a Tristeza.
La actitud que tiene Alegría, este querer dejar fuera de la escena a Tristeza, parece ser algo que solo le sucede a ella pero, si miramos a nuestro alrededor, seguro vamos a reconocer miles de discursos que nos proponen “enfocarnos en lo positivo”, cosa que generalmente trae la consecuente negación de lo negativo, valga la redundancia. Un ejemplo típico es cuando contamos algo triste y nos dicen “Ya va pasar”. Podés leer más sobre este tema acá.
Creo que es un problema característico de esta época; una época que nos trae el pensamiento mágico en su mayor esplendor, que pregona que si pensamos en negativo estamos atrayendo lo malo. Sé que quizás este planteo pueda incomodar pero he conocido a (o me han contado acerca de) muchas, muchas pero muchas personas que vivieron muchísimos años enfocadas en lo negativo y a las que no les pasó nada, nada de nada. ¿Cómo puede ser? A ver, es claro que si nos enfocamos en lo negativo, la pasamos peor nosotros mismos. De esto no hay duda. Pero suponer que existe una especie de telepatía por la que atraemos las cosas… Bueno, los seres humanos somos así: suponemos que todo gira alrededor de nosotros.
Volviendo a la película, Alegría cree que Tristeza arruina todo. Alegría trata de verle el lado positivo a todo, a cualquier costo. Y, ¡ups!, aparece un recuerdo importante teñido de tristeza y, como no puede soportarlo, empieza todo un descalabro que dará lugar, luego de varios contratiempos, a un nuevo y más sano equilibrio.
La película nos brinda una pista interesante de cómo interactúan las emociones en la cabeza de la madre de la protagonista (Las del padre son para que todos nos riamos un rato, supongo). En la madre, las emociones están trabajando todas juntas. Pero en nuestra protagonista todo está gobernado por Alegría.
Además de esta genial película, también podríamos apelar al libro Un mundo feliz para saber cómo sería ese lugar tan anhelado por el discurso de nuestra época. Son estas emociones simples las que se combinan y dan lugar a un amplio abanico de emociones tal como las enumera Julia Simens en su libro para padres expats Emotional Resilience and the Expat Child: Practical Storytelling Techniques That Will Strengthen the Global Family (Resiliencia emocional y niños expat: técnicas prácticas de narración de cuentos que fortalecen a la familia global) ¡Qué lástima que esté solo en inglés! [1]
Retomando la película, nos va mostrando de a poco que la Tristeza tiene un valor, que hablar de lo triste no siempre nos sumerge en más tristeza (¡Gracias totales por este detalle, un gran guiño al trabajo cotidiano de mis colegas y mío!). Hablar de lo triste nos permite sanar nuestras heridas: sanar en el mismo sentido en que sanamos físicamente. Si no tocamos la herida, jamás podremos desinfectarla. Y eso se ve de manera hermosa y clara en la escena entre el amigo imaginario y Tristeza.
Y eso es lo que Alegría logra una vez que entiende que sin Tristeza varios de los recuerdos alegres que ella tanto atesora no hubieran existido jamás. Y es que hasta ese momento, en su constante intento de llenar todo de ¨buena onda¨, Alegría venía negando el aspecto triste en la vida de Reilly. No me digas que no te suena a lo que hoy se propone todo el tiempo: no pensar en lo malo porque atrae lo malo, seguir adelante sin importar lo perdido, etc., etc., etc.
No estoy diciendo que Tristeza deba comandar todo. Creo que Pixar entiende bien que el exceso nunca es bueno y que solo al permitir que existan las emociones (que, de hecho, sentimos, queramos o no, porque no son voluntarias) podemos disponer de todo el espectro emocional que tenemos.
Gracias, Pixar. Gracias porque requiere coraje ir contra el discurso de la época, que nos quiere pintar de rosa o de colores todas las situaciones, sean como sean. Gracias porque con el discurso actual todos los que están viviendo situaciones tristes o duelos terminan sintiéndose fallados (¡y eso no es justo!). Gracias porque nadie puede estar a la altura de esta exigencia de alegría ininterrumpida, que solo termina produciendo personas más y más angustiadas. Gracias, finalmente, por usar un canal tan importante y masivo como una película para darle lugar a algo tan humano.
PSSST!: si te gustó este artículo dejame que te recomiende leer este y este otro. Y si tenés ganas de saber más sobre lo que es esperable que te suceda al expatriarte así como también ideas de como manejarlo, te cuento que hay un Curso con toda esa info: lo tenés acá.
[1] Entre nosotros, me parece que lo que propone podría venirle genial no solo a los niños sino a muchas familias. Es más, ya lo conversé con ella y está de acuerdo con la idea… ¡Quién te dice quizás en algún momento este libro esté destinado a todos y con una versión en castellano!