Soy originaria de Barcelona. Allí crecí y me formé profesionalmente como Marketing Manager, desarrollando mi carrera profesional en dos grandes multinacionales, una francesa y otra italiana. Hablo 5 idiomas: castellano, alemán, inglés, italiano y catalán.

Cuando nació nuestra primera hija vinieron también más sorpresas. A mi marido le llegó directamente desde Alemania una oferta profesional. Tras valorarlo, decidimos cambiar el rumbo de nuestras vidas e iniciar una nueva etapa en Deutschland.

Para los 3 estaba todo por descubrir. Mi marido tenía la “ventaja” de que ya hablaba muy bien el “élfico” alemán, pero el día a día sería totalmente nuevo para todos.

Ahora, tres años después, estamos muy contentos de haber tomado esa decisión. Para nada significa que las cosas sean sencillas y fáciles cada día, pero, con mucho trabajo y paciencia infinita, hemos conseguido dar un gran paso enriqueciendo y haciendo crecer nuestras vidas.

¿Qué experiencia de tu vida expat no querrías repetir ni que le sucediera a otras personas? ¿Por qué?

Sinceramente no cambiaría nada. Evidentemente hay momentos difíciles. Los inicios son duros y con un idioma que no es el tuyo, aún más. Pero si no existieran esos momentos, si no tuviéramos que enfrentarnos a dificultades, no creceríamos nunca.

Es muy gratificante darte cuenta de todo lo que eres capaz y de lo que puedes llegar a hacer cuando estás “sola ante el peligro”. Salir de tu cómodo día a día, de tu zona de confort, hace dar lo mejor de ti. Y, lo mejor, te redescubres a ti mismo.

Seguramente no hace falta cambiar de país para dar un paso adelante. Pero sí es importante alejarte de vez en cuando de tu rutina para saber si es por ahí por donde quieres continuar.

Alejarme de todo a lo que yo estaba acostumbrada me ha hecho cambiar, replantearme muchas cosas y ser más valiente.

¿Qué cosas hiciste en tu vida expat que salieron/resultaron tan bien que volverías a hacerlas en una situación similar y se las recomendarías a otras personas?

Tomar la decisión de irte por lo que tú quieras conseguir. En mi caso decidí yo, analizando nuestra situación con sus ventajas e inconvenientes, eso sí, sin la influencia de ninguna otra persona. Y lo considero importante porque vas a ser tú quien te marches.

Y si te marchas, ponte un chip positivo en la maleta y “conéctalo” cada día. Las 24h. Aprende el idioma del país al que vas a residir. Conoce a sus gentes. Invita a tu vecino a café. Sal a la calle. Haz algo que te guste, lo que sea, en el idioma del país. Es una forma más bonita y divertida de practicarlo.

Y date tiempo. No pretendas saber hacerlo todo en pocos días. Ten la paciencia necesaria para aprender, para conocer, para descubrir. Y, si al cabo de un tiempo, de muchos meses, no te encuentras a gusto. No pasa nada. Lo peor que te puede pasar es que vuelvas. Y eso no es malo. Es volver a empezar.

Eli, muchísimas gracias por contribuir a Compartiendo Saberes, es un gusto tenerte por acá.
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