Hace unas semanas empezamos a tocar esos temas que quedan medio ocultos en la vida como expatriado y que son muy importantes porque, cuando hay algún contratiempo o problema, ahí nos damos cuenta qué bueno hubiera sido si… (llenalo con lo que prefieras). Hoy te traigo la 2da parte del cuestionario creado por la genia de Rachel Yates (la primera parte está acá).
Hasta ahora fueron preguntas más que nada sobre tus conocimientos sobre las finanzas de la pareja/familia. Ahora vas a ver que hay otros temas que tampoco solemos registrar y que también podrían causarnos más de un dolor de cabeza. Vuelvo a repetir las aclaraciones de la vez pasada. Rachel lo hizo pensando en quienes se expatrian siguiendo el trabajo de su pareja pero insisto con que en más de un caso he visto que se aplica a muchísimas situaciones más.
1. Tengo mi propia tarjeta de crédito y una buena historia crediticia.
2. Tengo una sólida red de familia y amigos con la que me contacto regularmente.
3. Mis hijos tienen todos los papeles necesarios para poder viajar o solos o con cualquiera de los padres o sus tutores legales.
4. Sé cómo acceder a un consejo legal (que no sea provisto por la empresa en que trabaja mi pareja).
5. Tengo un currículum vitae actualizado.
6. Sé qué servicios y recursos de soporte hay disponibles para mí como pareja de expatriado, de parte de la empresa que nos expatría.
7. Regularmente reviso mis metas y objetivos individuales y familiares, las finanzas y nuestros compromisos con mi pareja.
8. Tengo un “plan de sucesión” armado (un plan donde explico qué quiero que pase en caso de que me pase algo) que es valido tanto para mi país de origen como para mi país de acogida y sé que mi familia estará segura y que mis deseos serán respetados.
9. Sé como quiero vivir mi vida cuando me retire y tengo planes armados por mi cuenta que me permitirán alcanzar esa meta.
Como verás ahora las preguntas fueron cubriendo más puntos. Me animaría a agregar dos más: la mayoría de las familias expatriadas no tienen tutores legales para sus hijos ni saben qué sucedería con ellos en caso de pasarles algo a los adultos (insisto no tiene por qué ser grave: puede ser un simple accidente que implique que uno no pueda hacerse cargo de ellos por unos días/semanas).
Por supuesto que no es nada fácil resolver este punto; es más no es nada fácil siquiera pensar en que esto pueda ser necesario. Acá vale la consigna tengamos los planes armados y ojalá que nunca sean necesarios.
Otro tema importante es que sería relevante tener claro las regulaciones del país donde uno está en temas como el divorcio. A ver, nadie se casa pensando en divorciarse, por supuesto. Pero todos sabemos cómo funcionan esas cosas en nuestro país de origen mientras que, estando expatriados, muy poca gente sabe las implicancias y hay cientos (y no exagero) de casos donde por no haber sabido las condiciones de los arreglos han sido muy desfavorables para uno de los miembros de la pareja (o han tenido que quedarse “retenidos” en un país donde no pueden trabajar, para poder seguir viendo a sus hijos). Lo mismo con el tema de retenciones ilegales, madres o padres que se llevan a los hijos y no los traen de vuelta. Es importante entender las implicancias legales existentes en el país en el que estamos viviendo.
En esta misma línea se agrega el consejo de siempre, siempre, siempre, tener en regla los papeles de los hijos, intentar que tengan nuestra ciudadanía en los casos en que esto sea posible y, como dice el cuestionario, que dejemos todo preparado para que puedan viajar por su cuenta. Porque si la pareja se rompe no siempre es fácil que se firme un permiso.
Por supuesto todavía falta mucho, muchísimo en términos de legislación. Muchos casos de divorcio expat que se ven en el Tribunal de La Haya son procesos larguísimos que no toman en cuenta que nuestra vida pasa, que nuestros hijos crecen… en fin. Si bien no sé si esto es válido en todos lados creo que es hora de que las parejas expatriadas consideren firmar acuerdos de cómo serían los temas con los hijos en caso de separación. Este tema en particular me tiene muy preocupada. Viendo lo que pasa es clarísimo que urge una regulación internacional sobre el tema pero hoy por hoy aún hay muchos vacíos legales con lo cual nadie mejor que uno mismo para cuidar su propio bienestar. El de uno y el de su familia.
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